Allí está la puerta,
en mi sur,
más allá del monte de la diosa,
más abajo del epicentro de mi cuerpo;
allá,
donde una cálida bienvenida
espera acogerte en su néctar.
Allá está la puerta,
entreabierta para ti,
para que dejes hablar a tu cuerpo
y que converse con el mío
de las llaves que nos abren al placer.
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